Existen diversas razones por las cuales una persona puede caer mal a otra, ya sea por el tipo de conductas que adopta, su forma diferente de pensar, sus valores y creencias de vida, etc.
Esta actitud negativa se genera a un nivel cognitivo, y produce una conducta de alejamiento y evitación hacia esa persona, incluso para algunos genera una no extraña habitual emoción brusca en contra. Pero esto no significa que se odie, solamente que no compagina contigo.
Sien embargo, odiar es ya mostrar o sentir una animadversión profunda en contra de alguien, a quien incluso se le atribuye alguna ofensa o humillación, al punto de desearle el mal.
El odio no necesariamente se asocia con acciones directas de maldad, porque hay personas que pueden conservar el sentido de la realidad o inhibiciones moral que le impidan transforma el sentido de antipatía visceral a una conducta de destrucción.
¿Cómo se manifiesta el odio?
Principalmente, el odio o rencor se manifiesta en forma de calumnias o difamaciones constantes. También con humillaciones en público, que viene a ser el motor principal del odio, sobre todo en aquellas personas que son inseguras de sí mismas.
Incluso, en la actualidad el efecto de rencor es mucho más visible debido a las redes sociales, pues en estos sitios escupir odio ya sea en forma de racismo, xenofobia, homofobia, descalificación personal, burla al dolor ajeno, quebrantamiento de la intimidad, y más se ha vuelto cotidiano, haciendo que cualquier cosa queda expuesta a un público superior.
El odio poco a poco va ocupando pensamientos de desprecio, sentimientos de ira que se mantienen en el tiempo, conductas de alejamiento e incluso enfrentamientos directos con el ofensor. Viviéndose de una forma a veces intensa como un sentimiento crónico que va aumentando y que incluso se puede transmitir de manera generacional.
¿Cómo afecta en la salud?
Desde un punto de vista de salud, el odio es un sentimiento sumamente negativo, que solamente hace daño a la persona que lo siente, ya que a las personas odiadas no les llega este odio.
Se puede ver como cuando se bebe un veneno y espera a que se muera otra persona. Generando a nivel físico un estado que produce tensión muscular, hipertensión, malestar gastrointestinal y sentimientos de sobrecarga.
A nivel psíquico supone un reconocimiento doloroso de impotencia e inferioridad ante la persona odiada.
Vivir con rencor o con odio es malo para la salud y no permite que la persona viva plenamente y salga adelante, debido a que frena sus proyectos de vida. Todo esto se debe a que implicarse en proyectos nuevos cuando se está atrapado por el odio mantiene la atención centrada en el pasado.
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