En la actualidad existen muchos tipos diferentes de superficies de madera para revestir los suelos. Los hay tanto de materiales naturales (madera sin otros componentes) como aglomerados con resinas y otras sustancias artificiales que le dan mayor resistencia y durabilidad.
Al haber tantas alternativas disponibles, es habitual que la gente se confunda al elegir un modelo para el hogar o la oficina. Las tarimas son una magnífica opción porque combinan belleza, resistencia y un enorme catálogo de tonos y diseños para cualquier tipo de proyecto y decoración.
¿Qué es una tarima flotante?
Las tarimas flotantes son suelos de madera, pero que no requieren encolar o clavar las láminas porque se colocan de forma flotante, es decir, adheridas a la superficie o sustrato que se ha preparado para tal fin.
No hay que confundirlas con el suelo laminado que se hace con aglomerados de madera y sustancias sintéticas. Aunque ambos son flotantes y se instalan rápidamente el primero es madera como el parquet, pero de fácil colocación y el segundo añade otros componentes a las lamas.
Ventajas de los suelos de tarimas flotantes
La instalación y la reparación de suelos de tarimas flotantes son rápidas y sencillas porque las planchas o láminas no necesitan clavos ni cola. Sirven, además, para diversas zonas de la casa, incluidas las húmedas, lo que constituye otra ventaja significativa.
Esto se debe a la amplia variedad de modelos de este tipo de productos, que incluyen lamas especialmente tratadas para soportar la humedad sin dañarse. En otras palabras, sirven para baños y cocinas.
Otro beneficio significativo de las tarimas flotantes es que se prestan para muchísimos proyectos. Sirven para casas y pisos, pero también para oficinas, bancos, centros comerciales, teatros, cines y otros lugares públicos.
Esto es posible, gracias a que vienen recubiertas de películas resistentes a las pisadas que las hacen duraderas y fuertes. Además, al haber varios tonos de madera (desde el más pálido al más oscuro) se adaptan a todo tipo de diseños.
Pueden usarse por igual en salones clásicos de grandes casas como en pisos estilo industrial y minimalista y van bien con muebles de todo tipo y otros elementos estéticos.
En cuanto a las prestaciones para hogares energéticamente eficientes, el suelo de tarima flotante es uno de los más recomendados. En primer lugar es el mejor para suelo radiante.
En segundo lugar, aísla los ambientes y resguarda la temperatura interna de los espacios. En verano, no dejará escapar el aire acondicionado, ni dejará entrar el calor excesivo del exterior. En invierno, conservará la calefacción y no suele enfriarse como los suelos de azulejos o cerámicas.
Por último, pero no por ello menos importante, las tarimas flotantes cuestan menos que otras variedades de suelos de madera, como la madera maciza, pero siguen teniendo el mismo atractivo visual.
Tipos de tarimas flotantes
Tarima flotante maciza
Se debe comprender que cuando alguien habla de suelos de tarimas flotantes macizas, se está refiriendo a un estilo de tarima que se construye e instala a partir de una sola pieza de madera.
Obviamente no significa que todo el suelo sea una única pieza, pero cada lama es un bloque a medida de madera maciza que ha sido cortado y tratado para instalarse en forma de puzzle o, como es correcto decir, en la modalidad de machihembrado, la cual facilita el encaje de cada pieza durante la instalación.
Tarima flotante multicapa
El término «tarima flotante multicapa» se utiliza para describir los suelos de madera noble que tienen varias capas de diversas especies de maderas. Según la norma UNE-EN 13489, suele haber tres niveles.
Es como en un sándwich y estas capas están adheridas entre sí por colas de alta resistencia. También se instalan en forma de machihembrado, pero el centro de madera es de pino que resulta más barato que los extremos que suelen ser de cualquiera de las maderas usadas en este suelo. Destacan el arce, el roble o el cerezo, entre muchas otras.
La dimensión de la madera superior es la característica definitoria de este estilo de tarima y para que sea considerado de madera natural debe tener, al menos entre 2,5 a 4 milímetros de grosor.
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