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Es difícil sobrestimar lo mucho que ha cambiado el mundo desde la aparición de la World Wide Web y la posterior masificación del internet a principios de la década de los 90. Probablemente ningún sector ilustra tan bien los cambios que trajo la interconexión global como la industria del entretenimiento post-streaming.
Aparición de los Servicios de Streaming
El origen de los servicios de streaming modernos se remonta a la década de los 90, cuando empresas como RealNetworks y Microsoft comenzaron a desarrollar tecnologías de transmisión de audio y video en línea que permitían a los usuarios reproducir contenido multimedia en tiempo real desde sus computadoras domésticas (Wikipedia, 2023).
En la década de los 2000, avances tecnológicos como la aparición del formato Flash y la creciente penetración del internet permitieron a cada vez más personas disfrutar de vídeos en línea. Empresas como YouTube y Vimeo permitieron a los usuarios compartir y transmitir sus videoclips de forma fácil y rápida. La industria del cine y la televisión no tardaría mucho en adaptarse.
Expansión y Crecimiento
Netflix lanzó su servicio de streaming en 2007, ofreciendo una amplia selección de programas de televisión y películas que podían disfrutarse en línea por una tarifa mensual. En 2008 se unió Hulu. La aparición de estas plataformas revolucionó la manera en que accedemos a las producciones cinematográficas y sentó las bases para la explosión que vendría.
A medida que la tecnología de transmisión por streaming mejoró y la velocidad de Internet aumentó, otros servicios como Amazon Prime Video, HBO Go, y Disney+ entraron al mercado. Desde entonces se ha librado una feroz competencia por la atención de los usuarios que se conoce como la Guerra del Streaming.
Nueva hegemonía
La popularidad de los servicios de streaming ha aumentado significativamente en la última década. Según datos de Statista (2022), el número de suscriptores globales se incrementó desde alrededor de 15 millones en 2010 a más de mil millones en 2020. En el mismo período, los ingresos del sector se han dilatado con igual rapidez alcanzando los 100 mil millones de dólares a nivel mundial.
Este vertiginoso aumento en la popularidad del streaming se debe en parte a la mayor disponibilidad de contenido original, así como a la creciente penetración de dispositivos conectados a internet, como teléfonos y televisores inteligentes. Además, la pandemia de COVID-19 sirvió como catalizador acelerando la adopción de la tecnología, ya que las personas pasaron más tiempo en casa.
¿Cómo ha cambiado la industria del entrenamiento desde entonces?
Acceso conveniente
Se acabaron los días de hacer fila para entrar al cine o de esperar semanas por el próximo episodio. En lugar de ver películas cuando estén en cartelera o programas de televisión en los horarios establecidos, los consumidores pueden verlos en línea en el momento que les resulte más conveniente.
Esto ha llevado a una disminución tanto en las audiencias de televisión en vivo como en la venta de boletos de cine. Las productoras han tenido que adaptarse a este nuevo paradigma en que el consumidor no está limitado a un puñado de opciones, por lo que ponen mucho más cuidado en captar y retener su preciada atención.
Datos de visualización en tiempo real
Para competir por la atención de la audiencia los estudios han comenzado a producir contenido de forma más focalizada a las preferencias de cada nicho del mercado. Esto es posible porque los servicios de streaming pueden recopilar datos de visualización en tiempo real, lo que les permite identificar patrones de visualización y preferencias de los espectadores.
Distribución global
Históricamente, las únicas películas y programas que se distribuían globalmente eran las producidas por Hollywood. El alcance del streaming ha permitido que producciones de otros países lleguen a audiencias de todo el mundo y se vuelvan verdaderos fenómenos de masas. Algunos ejemplos de años recientes incluyen a La Casa de Papel, de España, y a las telenovelas de Turquía y Corea del Sur.
Cambio en el modelo de negocio
En lugar de comprar el contenido individualmente, los consumidores pagan una tarifa mensual o anual para acceder a una amplia variedad de películas y series. Esto ha llevado a una mayor accesibilidad y conveniencia para los consumidores y ha permitido a algunos estudios mantener una solvencia económica que les hace posible tomar más riesgos con sus producciones.
Aumento del contenido original
Muchos servicios de streaming han aprovechado su posición privilegiada para comenzar a rodar sus propias películas y series. Netflix, Amazon Prime y Disney+ han invertido miles de millones de dólares en la producción de contenido original, incluyendo series y películas que se han convertido en grandes éxitos.
Esta situación ha permitido que los creadores de contenido tengan más libertad creativa, ya que no están limitados por las restricciones impuestas por los canales de televisión o los estudios cinematográficos tradicionales.
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