La pregunta es: ¿qué es más fácil reparar o comprar de nuevo? ¡Atento!

Cuando se estropea un electrodoméstico, un mueble o cualquier elemento del hogar, hay dos opciones; arreglarlo y darle una segunda vida o apostar por comprar uno nuevo y sustituirlo

Está muy generalizada la idea de que cuando algo se rompe o parte de algo deja de funcionar lo mejor es adquirir un nuevo elemento que lo sustituya. Sin embargo, en muchas más ocasiones de las que pensamos, por un módico precio, gracias a técnicas y aplicaciones muy sencillas y en muy poco tiempo se puede reparar ese elemento y darle de nuevo utilidad.

Entre las principales ventajas que existen cuando se apuesta por un recambio y no por la adquisición de una nuevo aparato radica en el ahorro de dinero. En una era del consumismo más exacerbado se tiende a pensar que lo que se estropea hay que tirarlo, cuando, a lo mejor, el recambio de una pequeña pieza alarga el doble la vida útil de ese aparato. Por eso, acudir a una buena tienda de recambios en caso de precisar de esos elementos para reparar es un aval para seguir sirviéndose del elemento que se pretende reparar. Casi nunca el coste de esas piezas supera, ni de lejos, la compra de un elemento nuevo. Pero, como es lógico hay que buscar la pieza, ponerla y ver si el método funciona.

El cambio de paradigma consumista es esencial y hay que centrarse en que, todo lo que pueda seguir sirviendo hay que fomentarlo. Así se contribuye al entorno, a una fabricación más sostenible y a aumentar la vida útil de cada aparato.

El todo por la parte

En ese binomio sale perdiendo el usuario. Es decir, si por la rotura de una pequeña parte, de una pieza concreta e identificada se toma la decisión de deshacerse por completo del conjunto que la contiene, desde luego, se estaría contribuyendo, así, a una falta total de recursos.

Por ejemplo, si en un armario uno de los anclajes se rompe y queda la puerta descolgada, además, por ese peso se ha desprendido parte de la ranura por donde se anclaba, ¿cuál sería su primera intención?, ¿cambiar las puertas del armario o, por el contrario, comprar siliconas reparadoras y un nuevo anclaje para restaurar ese sistema de cierre y apertura del armario?. Desde luego, la opción más inteligente, menos costosa y más sostenible es la segunda. Existen en el mercado repuestos gama blanca que, a buen seguro, la universalidad de su fabricación sirvan para cubrir este tipo de desperfectos. 

Elementos que pueden ser reparados sin tener conocimiento

Una de las principales cuestiones que llevan a la mayor parte del público a optar por comprar nuevos elementos es la incapacidad que consideran que tienen para reparar un elemento. Sin embargo, en muchas ocasiones no es así. Los procesos de aplicación son tan sencillos que cualquier persona, leyendo las instrucciones y la forma de uso, es capaz de aplicar con solvencia y resultados positivos.

Para evitar roturas de muebles, por ejemplo, la aplicación de topes. La aplicación de elementos como amortiguadores en las patas de las lavadoras para que no hagan ruido y, sobre todo, para que no se desplacen o la aplicación de siliconas para tapar algunas ranuras o agujeros.

En definitiva, tanto si a un mueble de la cocina se la ha descolgado una puerta, a tu freidora se le ha roto la cesta metálica o de si un azulejo ha sufrido un resquebrajamiento, piense que por un módico precio y con materiales de repuestos muy económicos se puede hallar la solución y mantener la vida útil del elemento o el aparato fastidiado. Cambiar o comprar de nuevo el elemento debe ser la opción a tomar en cuenta cuando, de verdad, ni la reparación es una buena fórmula para paliar el problema. Convertirse en consumidores responsables es esencial y muy necesario en un escenario en el que hay que ser consecuente con el cuidado del entorno y buscar la vida útil de las cosas hasta las últimas consecuencias, por eso, contar la asesoría de una buena empresa de recambios, como Sibila es una gran garantía de éxito.